viernes, 3 de febrero de 2012

Regreso a casa

Al finalizar la reunión de amigos cada quien se dispuso a tomar su camino, se hacia tarde de modo que Ángela debía tomar un taxi para ir a casa. Ofrecí acompañarla a casa, argumentando que era por su seguridad, en realidad solo quería estar un poco más con ella. Rechazamos el ofrecimiento de Manuel para llevarnos, con mucho tacto por supuesto. Pasa un taxi, esta ocupado y no cabemos ambos, lo dejamos pasar, y así tres más, hasta que pasa uno vacío. Me pregunto en que piensa mientras guarda silencio, me encanta verla simplemente, no se porque sus expresiones me seducen tanto o más que las noches de cielo despejado, de esas en que hasta la más minúscula de las estrellas se puede ver titilar.

Regularmente aborrezco el transito de esta ciudad, quizá porque no me agrada sentirme inmóvil; pero en esta ocasión intento que cada minuto se aletargue lo más posible. Ángela saca de cartera el maquillaje para retocarse, no se como hace para quedar perfecta con el auto en movimiento. Me encanta ese carmín de color rojo oscuro en sus labios. Desafortunadamente nuestro conductor a encontrado una ruta menos congestionada. Es casi un trayecto desconocido, hay calles que no sabia que existían en esta ciudad. Algo de charla, la familia, el trabajo, la mascota, en realidad quisiera decirle algo importante pero al verla ya no se como decirlo porque me satura esa belleza tan sublime de que es portadora.

El transito por algunas calle casi se compara con estar en algunos juegos de feria, llevan años en ese estado pero no son de interés por ser poco transitadas. El celular que se cae de la cartera mientras ella intenta devolver el maquillaje a su lugar y mi mano que casi por reflejo se apresta a recogerlo. Ya estando más de cerca recuerdo que últimamente percibo su aroma en todos lados, como algo que me atormenta con una plácida persecución. "Acá esta, espero que no se haya dañado" - lo deposito en su mano pero ahora la mía ya no regresa. Ella no esta molesta, ni nerviosa, yo casi me derrumbo. Su cabeza a encontrado mi hombro y su brazo el mio. Su mirada encontró a la mía y mis labios los suyos.

"En la siguiente esquina, por favor" con esa voz tan suave que es como una caricia en el oído. Nos bajamos, un silencio, algunos pasos y ella esta en casa, yo aun debo regresar, al menos mi cuerpo debe regresar a casa.

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