el dueño de mi trayecto,
no seguiré derecho su designio.
Que hoy mi mano este vacía
o mañana tenga sosiego.
No ansío el azul, ni gloria,
ni temo de abajo el fuego.
Si me rompieren el corazón
no por ello he de cerrarlo;
si ha de seguir latiendo,
mientras quede donde llevarlo,
para romperlo de nuevo.
Como al pasar del tiempo
no queda intacta razón.
No domina mal en mis sueños.
ni me seduce de día lo bueno.
Jamas congela el miedo mis pasos
y nunca apresta la alegría mi sendero.