
(la noche de los cristales rotos)
Dejame recoger los pedazos de tu corazón roto.
Apenas y distingo los fragmentos de cristal del polvo.
Se clavan en mi piel las astillas con un dolor afilado
que casi toca mi voluntad y desgarran mi espíritu.
Juntare cada fracción de este tiempo, con mi sangre,
mi esperanza y tu suplicio, para fundirlos en la bondad,
que dura siempre y alcanza al cielo desde este averno.
Mi corazón se agrieta cuando el tuyo esta roto,
dame el toque de tu dolor para romperlo y hacerlo nuevo.